ASÍ COMBATÍA “LA NUEVE”
LOS ORÍGENES DE “LA NUEVE”
Aunque hay constancia de que algunos de los conductores de los vehículos que participaron en la heroica toma de Koufra (Libia, 1941) o de varios de los grupos de antitanques que lucharon valientemente contra el Afrika Korps en Ksar Rhilane (Túnez, 1943) eran españoles, los antecedentes inmediatos de La Nueve están en los Corps Franc d'Afrique, que se crearon durante la campaña de Túnez. En ellos se alistaron no pocos exiliados republicanos, la mayoría de los cuales llevaban instalados en el norte de África desde el final de la guerra civil. Ese es el caso del Capitán Miguel Buiza - antiguo almirante de la Marina Republicana Española - o del teniente Antonio Van Baumberghen Clarasó. El primero de ellos mandará la 9e compagnie del III batallón del Corps Franc, conocida como “l’Etrangère” y que es el antecedente directo de “La Nueve”. Sus hombres provienen de los campos de internamiento, y abundan los ex legionarios de los orígenes más diversos. Otro personaje que aparece entonces es el capitán Joseph Putz, que manda la 11e compagnie. Es un oficial de la reserva que conoció las trincheras de la guerra 1914-1918 y que ha desarrollado una intensa labor en la guerra de España, en donde ha mandado la XIV Brigada Internacional, conocida como “La Marsellesa”. Putz será uno de los hombres clave en la historia de “La Nueve”.
LA 2ÈME. DIVISIÓN BLINDÉE
Al finalizar la Campaña Africana, en mayo de 1943, la llamada “Force L” del General Leclerc, junto a diversas unidades de la Francia Combatiente y el Ejército Francés de África son reunidos para crear una nueva unidad, la 2e División Légère Française Libre. Pero la Francia que se negó a rendirse no quiere participar en la tarea de la liberación como simple comparsa, y De Gaulle desea, entre otras muchas cosas, una moderna División Acorazada con la misión de ser la primera en entrar en París. Para ello, el 24 de agosto de 1943 la división ligera se transforma en la 2ème. División Blindée (2e DB). Organizada según el modelo estadounidense, va a ser una gran unidad con más de trescientos vehículos de combate y más quince mil hombres. El mando corresponde al General Leclerc, que va a conseguir convertir una amalgama de hombres de los orígenes más diversos, de todas las creencias y de todas las ideologías, en una eficaz máquina de guerra.
En la 2e DB, la infantería que acompaña a los carros blindados la va a constituir el Régiment de Marche du Tchad (RMT), que se formará con la fusión de elementos de la antigua “Columna Leclerc” con el “Corps Franc d’Afrique”. El renovado regimiento tiene tres batallones, y el tercero de ellos ha sido puesto bajo la autoridad del ahora comandante Putz. En ese batallón, la novena compañía, al mando del capitán Raymond Dronne, es todavía más “española” que en la época de Buiza. Tanto, que desde el principio todos se referirán a ella como “La Nueve”, en español. Aunque el número exacto de españoles enrolados en la 2e DB sigue siendo un misterio, varios centenares de apellidos hispanos diseminados en muchas unidades de la División dan fe de la importancia de su presencia.
Los españoles fueron bien acogidos en la 2e DB pese a su “mala fama” de indisciplinados y revoltosos, por no hablar de sus antecedentes “políticos”. Pese a todo, la adaptación a la disciplina de la División fue ejemplar, y a ello no fue ajeno el peculiar “estilo Leclerc” para ejercer el mando. Ideológicamente, los anarquistas eran predominantes en la Tercera Sección de la Compañía, mientras que los socialistas y republicanos moderados lo eran en la Primera y la Segunda. Hubo, al parecer, pocos comunistas. Pese a las diferencias políticas, el sentimiento unitario antifascista era demasiado fuerte para que se perjudicase su eficacia como unidad de combate. En este sentido, contaban a su favor con el hecho de ser combatientes experimentados en una guerra que había sido especialmente feroz, lo que les convertía, de alguna manera, en una especie de élite.
Parece que llevaron con ellos algunas de las costumbres adquiridas en la guerra civil. Elegían sus propios jefes de sección y arreglaban entre ellos sus cuentas “disciplinarias”. El mando había que ganárselo, no bastaban los nombramientos “desde arriba”, pero si se conseguía pasar la prueba de la aceptación por la tropa, ésta seguiría a sus jefes con los ojos cerrados. Por lo demás, el mando de la 2e DB terminó aceptando, incluso, que los españoles llevasen los colores de la bandera republicana en el banderín o "fanion" de la compañía con el asentimiento del jefe de batallón: ya se había utilizado en el banderín de los Corps Franc d’Afrique y por algo Putz había combatido bajo esa bandera durante los intensos años de la guerra civil.
A su incorporación a la nueva división siguió el entrenamiento, para lo que fue trasladada a Temara (Marruecos). El Régiment de Marche du Tchad, al igual que el resto de la División, de la que sería la infantería mecanizada, fue equipado totalmente con material estadounidense (como así lo disponía el Plan Anfa). Sin duda no debió ser fácil para los españoles sustituir sus hábitos de soldados de infantería tradicional, la que marchaba a pie o en tren, cavaba trincheras y atacaba frontalmente a la bayoneta, por los del infante mecanizado de la Segunda Guerra Mundial, que se desplazaba, y a veces combatía, en vehículos semioruga de nueve toneladas de peso, de blindaje ligero pero potentemente armados, y acompañaban a carros de combate mucho más poderosos que los Renault o los T-26 soviéticos que pudieran haber conocido en España.
Sea como fuera, lo cierto es que entre el verano del 43 y el de 1944 los soldados del Régiment de Marche du Tchad, y entre ellos, los españoles de “La Nueve”, aprendieron a manejarse como infantes mecanizados. Tras un primer periodo de intensa instrucción en Marruecos, la 2e DB es trasladada a Inglaterra, en los alrededores de Hull, donde continúa su preparación y se organiza, a la manera de los “combat teams” estadounidenses, en tres “Groupements Tactiques”, una organización que recuerda lejanamente a las Brigadas Mixtas de la Guerra Civil: un batallón del RMT acompaña a un regimiento de carros más un grupo de artillería, cazacarros, reconocimiento... El tercer batallón, al que pertenece “La Nueve”, será adscrito al Groupement Tactique Warabiot, o G.T.V. Siguiendo la costumbre francesa de “bautizar” a todos los vehículos, los españoles de La Nueve darán a sus half-tracks los nombres de las batallas de la guerra civil: Teruel, Ebro, Brunete, Madrid, Guadalajara... También otros tópicamente evocadores como Don Quijote, o España Cañí. Esos nombres quedarán indisolublemente unidos a la leyenda de La Nueve
En la 2e D.B. las tareas propias de la Infantería Mecanizada fueron realizadas por el Régiment de Marche du Tchad, cuyos tres batallones se repartieron en los tres "Groupements Tactiques" en los que a imitación de los "Combat Commands" de las Divisiones Acorazadas norteamericanas se organizó la División. El III Batallón del Regimiento, en el que se encuadraba la 9ª Compañía, era la infantería del "Groupement Tactique V" o Warabiot, siendo el 501 Régiment de Chars de Combat (501 RCC) la unidad de carros de combate medios del agrupamiento. Entre los carristas del 501 y La Nueve existió un notable hermanamiento a partir del reparto de sus respectivas tareas, siendo el ejemplo quizás más simbólico de esta colaboración la propia composición del destacamento de Dronne, en el que, además de los half tracks de “La Nueve”, se encontraban tres Sherman de la segunda sección de la 2ª compañía del 501, los célebres carros Montmirail, Romilly y Champaubert.
Un batallón de infantería acorazada comprendía cinco compagnies: tres de fusileros, una de plana mayor y otra de servicios. La compañía de fusileros, mandada por un capitaine contaba con una sección de mando, una sección "hors range" o de suministros y tres secciones de combat.
Cada section, mandada por un sous lieutenant o un sergeant chef, se dividía en cinco groupes, unidad que equivalía al squad estadounidense, y cada groupe , mandado normalmente por un sergeant, ocupaba un half track.
Aplicando el procedimiento operativo estándar (SOP) del ejército USA, el jefe del groupe se sentaría en el asiento derecho de la cabina y el conductor en el de la izquierda, con un fusilero ayudante en medio de ambos. El sergeant jefe del groupe era el encargado de manejar la ametralladora mientras que el segundo en el mando, un caporal o caporal chef, se sentaría en el último asiento del lado izquierdo.
Teóricamente, los dos hombres encargados del bazooka se sentarían en el tercer y cuartos asientos del lado derecho, quedando libre el quinto asiento, frente al segundo al mando.
Cuando se desmontaba la ametralladora era servida por el fusilero ayudante y dos fusileros más del lado derecho. Además, los exploradores del grupo eran los fusileros que ocupaban los dos primeros asientos de la izquierda. Como se ve, todo muy reglamentado, aunque es dudoso que en combate se cumpliera a rajatabla esta distribución.
Cada section llevaba un mortero de 60mm en uno de sus semiorugas, y otro arrastraba un cañón anticarro de 57 mm, notablemente ineficaz frente al blindaje de Panthers y Tigers, aunque sin duda útil para otros menesteres como el apoyo próximo.
En cuanto a las táctica de combate, Dronne relata en alguna ocasión cómo algunos vehículos de “La Nueve” se infiltraban, cuando la porosidad del frente lo permitía, detrás de las líneas enemigas para obtener información o capturar prisioneros, algo más propio de pequeñas unidades de exploradores a pie que de vehículos de cadenas el tamaño de los half-tracks . En un ataque, y de acuerdo con la doctrina táctica estadounidense, la compañía de infantería mecanizada de la 2DB debía desplegar dos de sus sections de combat de fusileros en vanguardia, la protección que le dispensarían sus antitanques y contando con la tercera sección como reserva, a no ser que las posiciones enemigas fueran débiles, en cuyo caso las tres secciones estarían en vanguardia. Los half tracks transportarían a la tropa hasta que el terreno o la proximidad del fuego enemigo obligase a desmontar del vehículo y combatir a pie. Si la posición alemana estaba bien defendida, se enviaría a los carros en vanguardia, seguidos de infantes a pie y los semiorugas con la mínima tripulación. La posibilidad de combatir desde el half track sólo se produciría en el caso de que el enemigo se mostrase sumamente débil, y ésto porque el semioruga era un vehículo que brindaba escasa protección contra las balas al tiempo que un Panzerfaust o una granada bien lanzada podía provocar una carnicería entre sus ocupantes. Se consideraba (y se considera aún) que si el soldado de infantería efectúa un asalto montado pierde gran parte de su eficacia al malgastar su potencia de fuego al tiempo que arriesga la pérdida del vehículo. Por tanto, el asalto montado contra una posición enemiga bien preparada era completamente inadecuado, y sólo se produciría si la debilidad enemiga era lo bastante visible. Aunque cada batallón de infantería mecanizada apoyaba a uno de carros, ocasionalmente se producían desagregaciones puntuales de compañías de infantería mecanizada para misiones específicas. Y algunas veces, por exigirlo así el terreno, los infantes montaban directamente sobre los carros, a razón de medio groupe por Sherman. No era una práctica usual, entre otras cosas por los riesgos que comportaba un desplazamiento de esa naturaleza.
Aunque hay constancia de que algunos de los conductores de los vehículos que participaron en la heroica toma de Koufra (Libia, 1941) o de varios de los grupos de antitanques que lucharon valientemente contra el Afrika Korps en Ksar Rhilane (Túnez, 1943) eran españoles, los antecedentes inmediatos de La Nueve están en los Corps Franc d'Afrique, que se crearon durante la campaña de Túnez. En ellos se alistaron no pocos exiliados republicanos, la mayoría de los cuales llevaban instalados en el norte de África desde el final de la guerra civil. Ese es el caso del Capitán Miguel Buiza - antiguo almirante de la Marina Republicana Española - o del teniente Antonio Van Baumberghen Clarasó. El primero de ellos mandará la 9e compagnie del III batallón del Corps Franc, conocida como “l’Etrangère” y que es el antecedente directo de “La Nueve”. Sus hombres provienen de los campos de internamiento, y abundan los ex legionarios de los orígenes más diversos. Otro personaje que aparece entonces es el capitán Joseph Putz, que manda la 11e compagnie. Es un oficial de la reserva que conoció las trincheras de la guerra 1914-1918 y que ha desarrollado una intensa labor en la guerra de España, en donde ha mandado la XIV Brigada Internacional, conocida como “La Marsellesa”. Putz será uno de los hombres clave en la historia de “La Nueve”.
LA 2ÈME. DIVISIÓN BLINDÉE
Al finalizar la Campaña Africana, en mayo de 1943, la llamada “Force L” del General Leclerc, junto a diversas unidades de la Francia Combatiente y el Ejército Francés de África son reunidos para crear una nueva unidad, la 2e División Légère Française Libre. Pero la Francia que se negó a rendirse no quiere participar en la tarea de la liberación como simple comparsa, y De Gaulle desea, entre otras muchas cosas, una moderna División Acorazada con la misión de ser la primera en entrar en París. Para ello, el 24 de agosto de 1943 la división ligera se transforma en la 2ème. División Blindée (2e DB). Organizada según el modelo estadounidense, va a ser una gran unidad con más de trescientos vehículos de combate y más quince mil hombres. El mando corresponde al General Leclerc, que va a conseguir convertir una amalgama de hombres de los orígenes más diversos, de todas las creencias y de todas las ideologías, en una eficaz máquina de guerra.
En la 2e DB, la infantería que acompaña a los carros blindados la va a constituir el Régiment de Marche du Tchad (RMT), que se formará con la fusión de elementos de la antigua “Columna Leclerc” con el “Corps Franc d’Afrique”. El renovado regimiento tiene tres batallones, y el tercero de ellos ha sido puesto bajo la autoridad del ahora comandante Putz. En ese batallón, la novena compañía, al mando del capitán Raymond Dronne, es todavía más “española” que en la época de Buiza. Tanto, que desde el principio todos se referirán a ella como “La Nueve”, en español. Aunque el número exacto de españoles enrolados en la 2e DB sigue siendo un misterio, varios centenares de apellidos hispanos diseminados en muchas unidades de la División dan fe de la importancia de su presencia.
Los españoles fueron bien acogidos en la 2e DB pese a su “mala fama” de indisciplinados y revoltosos, por no hablar de sus antecedentes “políticos”. Pese a todo, la adaptación a la disciplina de la División fue ejemplar, y a ello no fue ajeno el peculiar “estilo Leclerc” para ejercer el mando. Ideológicamente, los anarquistas eran predominantes en la Tercera Sección de la Compañía, mientras que los socialistas y republicanos moderados lo eran en la Primera y la Segunda. Hubo, al parecer, pocos comunistas. Pese a las diferencias políticas, el sentimiento unitario antifascista era demasiado fuerte para que se perjudicase su eficacia como unidad de combate. En este sentido, contaban a su favor con el hecho de ser combatientes experimentados en una guerra que había sido especialmente feroz, lo que les convertía, de alguna manera, en una especie de élite.
Parece que llevaron con ellos algunas de las costumbres adquiridas en la guerra civil. Elegían sus propios jefes de sección y arreglaban entre ellos sus cuentas “disciplinarias”. El mando había que ganárselo, no bastaban los nombramientos “desde arriba”, pero si se conseguía pasar la prueba de la aceptación por la tropa, ésta seguiría a sus jefes con los ojos cerrados. Por lo demás, el mando de la 2e DB terminó aceptando, incluso, que los españoles llevasen los colores de la bandera republicana en el banderín o "fanion" de la compañía con el asentimiento del jefe de batallón: ya se había utilizado en el banderín de los Corps Franc d’Afrique y por algo Putz había combatido bajo esa bandera durante los intensos años de la guerra civil.
A su incorporación a la nueva división siguió el entrenamiento, para lo que fue trasladada a Temara (Marruecos). El Régiment de Marche du Tchad, al igual que el resto de la División, de la que sería la infantería mecanizada, fue equipado totalmente con material estadounidense (como así lo disponía el Plan Anfa). Sin duda no debió ser fácil para los españoles sustituir sus hábitos de soldados de infantería tradicional, la que marchaba a pie o en tren, cavaba trincheras y atacaba frontalmente a la bayoneta, por los del infante mecanizado de la Segunda Guerra Mundial, que se desplazaba, y a veces combatía, en vehículos semioruga de nueve toneladas de peso, de blindaje ligero pero potentemente armados, y acompañaban a carros de combate mucho más poderosos que los Renault o los T-26 soviéticos que pudieran haber conocido en España.
Sea como fuera, lo cierto es que entre el verano del 43 y el de 1944 los soldados del Régiment de Marche du Tchad, y entre ellos, los españoles de “La Nueve”, aprendieron a manejarse como infantes mecanizados. Tras un primer periodo de intensa instrucción en Marruecos, la 2e DB es trasladada a Inglaterra, en los alrededores de Hull, donde continúa su preparación y se organiza, a la manera de los “combat teams” estadounidenses, en tres “Groupements Tactiques”, una organización que recuerda lejanamente a las Brigadas Mixtas de la Guerra Civil: un batallón del RMT acompaña a un regimiento de carros más un grupo de artillería, cazacarros, reconocimiento... El tercer batallón, al que pertenece “La Nueve”, será adscrito al Groupement Tactique Warabiot, o G.T.V. Siguiendo la costumbre francesa de “bautizar” a todos los vehículos, los españoles de La Nueve darán a sus half-tracks los nombres de las batallas de la guerra civil: Teruel, Ebro, Brunete, Madrid, Guadalajara... También otros tópicamente evocadores como Don Quijote, o España Cañí. Esos nombres quedarán indisolublemente unidos a la leyenda de La Nueve
En la 2e D.B. las tareas propias de la Infantería Mecanizada fueron realizadas por el Régiment de Marche du Tchad, cuyos tres batallones se repartieron en los tres "Groupements Tactiques" en los que a imitación de los "Combat Commands" de las Divisiones Acorazadas norteamericanas se organizó la División. El III Batallón del Regimiento, en el que se encuadraba la 9ª Compañía, era la infantería del "Groupement Tactique V" o Warabiot, siendo el 501 Régiment de Chars de Combat (501 RCC) la unidad de carros de combate medios del agrupamiento. Entre los carristas del 501 y La Nueve existió un notable hermanamiento a partir del reparto de sus respectivas tareas, siendo el ejemplo quizás más simbólico de esta colaboración la propia composición del destacamento de Dronne, en el que, además de los half tracks de “La Nueve”, se encontraban tres Sherman de la segunda sección de la 2ª compañía del 501, los célebres carros Montmirail, Romilly y Champaubert.
Un batallón de infantería acorazada comprendía cinco compagnies: tres de fusileros, una de plana mayor y otra de servicios. La compañía de fusileros, mandada por un capitaine contaba con una sección de mando, una sección "hors range" o de suministros y tres secciones de combat.
Cada section, mandada por un sous lieutenant o un sergeant chef, se dividía en cinco groupes, unidad que equivalía al squad estadounidense, y cada groupe , mandado normalmente por un sergeant, ocupaba un half track.
Aplicando el procedimiento operativo estándar (SOP) del ejército USA, el jefe del groupe se sentaría en el asiento derecho de la cabina y el conductor en el de la izquierda, con un fusilero ayudante en medio de ambos. El sergeant jefe del groupe era el encargado de manejar la ametralladora mientras que el segundo en el mando, un caporal o caporal chef, se sentaría en el último asiento del lado izquierdo.
Teóricamente, los dos hombres encargados del bazooka se sentarían en el tercer y cuartos asientos del lado derecho, quedando libre el quinto asiento, frente al segundo al mando.
Cuando se desmontaba la ametralladora era servida por el fusilero ayudante y dos fusileros más del lado derecho. Además, los exploradores del grupo eran los fusileros que ocupaban los dos primeros asientos de la izquierda. Como se ve, todo muy reglamentado, aunque es dudoso que en combate se cumpliera a rajatabla esta distribución.
Cada section llevaba un mortero de 60mm en uno de sus semiorugas, y otro arrastraba un cañón anticarro de 57 mm, notablemente ineficaz frente al blindaje de Panthers y Tigers, aunque sin duda útil para otros menesteres como el apoyo próximo.
En cuanto a las táctica de combate, Dronne relata en alguna ocasión cómo algunos vehículos de “La Nueve” se infiltraban, cuando la porosidad del frente lo permitía, detrás de las líneas enemigas para obtener información o capturar prisioneros, algo más propio de pequeñas unidades de exploradores a pie que de vehículos de cadenas el tamaño de los half-tracks . En un ataque, y de acuerdo con la doctrina táctica estadounidense, la compañía de infantería mecanizada de la 2DB debía desplegar dos de sus sections de combat de fusileros en vanguardia, la protección que le dispensarían sus antitanques y contando con la tercera sección como reserva, a no ser que las posiciones enemigas fueran débiles, en cuyo caso las tres secciones estarían en vanguardia. Los half tracks transportarían a la tropa hasta que el terreno o la proximidad del fuego enemigo obligase a desmontar del vehículo y combatir a pie. Si la posición alemana estaba bien defendida, se enviaría a los carros en vanguardia, seguidos de infantes a pie y los semiorugas con la mínima tripulación. La posibilidad de combatir desde el half track sólo se produciría en el caso de que el enemigo se mostrase sumamente débil, y ésto porque el semioruga era un vehículo que brindaba escasa protección contra las balas al tiempo que un Panzerfaust o una granada bien lanzada podía provocar una carnicería entre sus ocupantes. Se consideraba (y se considera aún) que si el soldado de infantería efectúa un asalto montado pierde gran parte de su eficacia al malgastar su potencia de fuego al tiempo que arriesga la pérdida del vehículo. Por tanto, el asalto montado contra una posición enemiga bien preparada era completamente inadecuado, y sólo se produciría si la debilidad enemiga era lo bastante visible. Aunque cada batallón de infantería mecanizada apoyaba a uno de carros, ocasionalmente se producían desagregaciones puntuales de compañías de infantería mecanizada para misiones específicas. Y algunas veces, por exigirlo así el terreno, los infantes montaban directamente sobre los carros, a razón de medio groupe por Sherman. No era una práctica usual, entre otras cosas por los riesgos que comportaba un desplazamiento de esa naturaleza.